DIARIO SUR



Articulo publicado en  el  DIARIO  SUR  por la periodista  PILAR  MARTINEZ  15-03-2011



El coleccionista de anécdotas de hoteles

Esta afición ha convertido en escritor a José Aguilar. Conserje parcialmente jubilado del Meliá Costa del Sol
 Sin saberlo, el gaditano José Aguilar, jubilado parcialmente como conserje del Meliá Costa del Sol, comenzó a labrar su futuro como escritor con sólo 18 años. Su afición a coleccionar historias que suceden en el día a día de los establecimientos hoteleros ha sido el germen del libro “Anécdotas de hoteles”, que envió a la editorial Planeta empujado por el que fue director del Meliá Costa del Sol, Enrique Cibantos. En este hotel trabaja Aguilar desde hace 26 años. Lo hizo para probar suerte y en cuestión de una semana recibió con sorpresa la noticia de que lo pondría en el mercado en su colección de Libros Cúpula. El pasado 24 de enero el sueño se convirtió en realidad y llegó a las librerías esa colección de anécdotas a las que Aguilar le ha ido dando forma y estructura durante muchas noches a lo largo de un año y medio.
Aguilar cuenta que fue el primer día de trabajo .en el exclusivo cinco estrellas Hotel Meliá Don Pepe, uno de los cinco hoteles de lujo que había en España allá por 1969, cuando sintió la necesidad de escribir las peripecias de una jornada en la que tuvo que salir de más de un aprieto y mantener el tipo ante unos turistas que poco tienen que ver con los de ahora «Antes solo viajaban la nobleza y las grandes figuras del arte», reconoce.
En el anonimato:
Precisamente, las tribulaciones de un conserje novato, es la primera de las 239    anécdotas que ha recogido en este libro, del que destaca su interés en mantener la confidencialidad de nobles, jeques, reinas y estrellas de Hollywood que protagonizan muchas de estas hazañas. «Hay personajes que sin decir su nombre se identifican pero mi idea es la de mantenerlos en el anonimato porque no quiero sacar  rendimiento de los famosos», asegura Aguilar.
El objetivo del libro es otro.
Parte de la idea de querer entretener y provocar una sonrisa. Más tarde amplió la perspectiva a un reflejo del papel de los profesionales del turismo. Una vez escrito, Aguilar incluso reivindica una faceta didáctica del libro cara a los nuevos titulados que pueden encontrar en estas anécdotas fórmulas con las que salir de algunos apuros.
En este sentido, hace mención a una historia de la que se puede sacar una gran  lección. Es además, una de las pocas anécdotas tristes. Sucedió en un hotel de Cádiz en el que un huésped advierte con una llamada a recepción de que se va a suicidar.  Avisan al director y éste sube a la habitación con la gobernanta y encuentran al cliente con las venas cortadas encima de la cama. Deciden sobre la marcha trasladarlo al hospital, muy cerca no al hotel. La rápida intervención le salvó la vida. El problema surgió al día siguiente cuando la policía judicial se presentó en el establecimiento para coger pruebas y descubrió que el hotel había lavado las sábanas y limpiado la habitación. El director, sin saberlo, estuvo apunto de entrar en prisión por destruir pruebas. «Este caso lo explico siempre en las charlas en las escuelas universitarias para que lo tengan presente», asegura.
]osé Aguilar, que con su jubilación parcial trabaja contados días al año como conserje del Meliá Costa  del Sol, es un profesional con 42 años de experiencia, que por su inquietud por aprender domina cinco idiomas: inglés, francés, alemán, italiano y ruso. Su interés por ampliar conocimientos le ha llevado a estudiar Dirección y administración de Empresas, Gestión Inmobiliaria, Técnico en Calidad  y Gestión Medioambiental, Relaciones Públicas, socio del SKAL Club y vocal de  ASETHAN (Asociación Emérita de Turismo y Hostelería de Andalucía) Su implicación con el sector le hace ser miembro de asociaciones como la de conserjes Las Llaves de Oro. «Es un privilegio llevar 42 años haciendo lo que aun  más le gusta y aprendiendo día a día por el contacto con el público en un hotel, que para mi estos establecimientos son como pueblos, con vida propia», asegura.
Aguilar no duda un instante sobre quienes son los personajes que aportan más anécdotas: los  jeques. Unos turistas fieles que por sus diferencias culturales y sus dispendios dan  mucho de sí. Entre ellas destaca la de un jeque que un día pidió que le organizaran una comida para él y todo su séquito en Galicia, aunque se encontraba alojado en un hotel de Canarias. E1 director del hotel hizo las gestiones. Cantidades inmensas del marisco más selecto y un reserva tan impresionante que tuvo que pagar parte de la compra para formalizarla. Media hora antes del almuerzo previsto en Galicia, el jeque seguía en Canarias y el director, de los nervios. Al insistirle en que la comida estaba casi  pagada, el  jeque comunica “que ya no le apetece viajar a tierras gallegas, pero que por el coste del mismo no se preocupe que será abonado íntegramente”. Ordena entonces enviar su avión privado para traerse el marisco a las islas. Así se hizo. Cuando llega todo el almuerzo pregunta el director que cuando lo sirven y le dice que ya no quiere pescado, que se lo coman en el hotel El director organizó un almuerzo para todos los empleados que permanece en el recuerdo de todos ellos.
Aguilar asegura que ni una de las anécdotas ha sido inventada o sobredimensionada. «Son tal cual. Unas las he vivido en primera persona y otras me las han trasladado profesionales amigos conocedores de mi acción por coleccionar estas historias», dice. Así, cuenta el caso de otro magnate árabe que castigó a 19 mujeres de su séquito a dormir en el suelo en los pasillos del hotel para sorpresa del empleado que las encontró tiradas en la moqueta y avisó a dirección,  La respuesta al preguntar si había algún problema en las habitaciones, el súbdito contestó: < ninguno. Están castigadas ».
Conforme ha pasado el tiempo también ha evolucionado el turismo y esos cambios se han dejado sentir en las historias del libro 'Anécdotas de hoteles', que se prevé presentarlo oficialmente pronto. El caso de un cliente que llega a registrarse en recepción y pregunta con toda naturalidad si hay LSD en las habitaciones. El recepcionista se queda blanco y advierte que no, insiste que si al menos lo hay en alguna parte del hotel. El empleado sigue sin salir de su asombro. El cliente advierte que va a reclamar porque la publicidad del  hotel  ponía que tenía LSD y que él trae su portátil pero quiere rapidez en Internet. Entonces, el recepcionista reacciona y descubre que lo que ese cliente buscaba no era droga sino una línea ADSL Algunas veces la tecnología provoca muy malas pasadas.

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